miércoles, 9 de junio de 2010

El Buffet en la Hotelería

El buffet nació en la antigüedad como una necesidad de elevar el acto de comer a la calidad de evento social. Cada anfitrión se esmeraba en hacer un despliegue deslumbrante de los mejores manjares elaborados por los más prestigiosos cocineros. Los comensales servidos por esclavos y sirvientes comían por horas hasta hartarse...

Hoy en día el fin sigue siendo el mismo, los centros gastronómicos se proponen seducir a sus clientes con una muestra lujuriosa de sus mejores creaciones, se esmeran en las decoraciones que se enriquecen con piezas no comestibles, con mantelería y con vajilla que crean diferentes ambientes dependiendo de la ocasión, de la temporada, del tipo de clientes o de otros muchos factores.

Bajo un mismo precio fijo, los clientes pueden consumir cuanto quieran y lo que quieran, dependiendo sólo de la disponibilidad y de su gusto. Por otro lado, el servicio de buffet tiene una especial consideración con el ritmo de los clientes, no hay prisas ni esperas. La amplia variedad y el hecho de que los platos estén en exhibición dan al cliente una gran libertad de elección.

Por otro lado el servicio debe reestructurarse con respecto a los servicios a la carta. Lo más usual es tener personal que apoyar algunas áreas que pueden ser de conflicto, pero el verdadero incapié debe hacerse en el desbarazado, que debe ser rápido y eficiente para facilitar el cambio de alimento del comensal.

Otra cosa que debe ser servida directamente a la mesa son las bebidas frías o calientes, salvo algunos jugos de fruta o leche fría dependiendo de la ocasión.


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