Según la tradición, la crema chantilly nació de un contratiempo culinario, durante una importante comida, la crema fresca para el postre habría sido insuficiente, por lo cual el ayudante de cocina tuvo la idea de batirla para aumentar su volumen y lograr que alcanzara para todos los invitados.
Otra versión de los hechos, adjudica esa idea al celebre francoise Vatel, a mediados del siglo XVII, quien se desempeñaba como maestro de ceremonia y festejos en el Castillo de Chantilly.
Vatel era suizo pero trabajaba para Luis II Borbón, Príncipe de Conde, en los tiempos en que Luis XIV decía “EL ESTADO SOY YO”. Eran los años difíciles en la corte de Versailles; no conformar al Rey Sol podía causar un dolor de cabeza, disgustarlo podía causar perderla.
En ese mundo barroco, Vatel brillaba con luz propia y se dice que los platos que ideaba habían cautivado a todos. En 1660 el gran cocinero había creado una crema especial para agasajar al rey en una fiesta en el Castillo de Vaux le Vicomte.
Años después, ya al servicio del Príncipe de Conde, se instalo en Chantilly, donde esa crema alcanzo su máxima expresión y tomo el nombre de ese terruño. Parece que la crema fresca que se producía en las lecheras adyacentes a los dominios del Príncipe era excepcional y fue la base del éxito.
La consagración final se dio en 1671 con la visita de tres días al Castillo Chantilly de Luis XVI Con toda su corte. Al final de los elaboradísimos platos, el postre estrella fueron las “Frutilla con Crema”, todos quedaron cautivados con los inmaculados rizos y ondas de la crema y deleitaban su sabor y textura.
Esta historia tiene un final trágico: más de dos mil nobles afectados y volubles querían disfrutar de los festejos y banquetes que cinco veces por día debía organizar Vatel. Algo estresante para cualquier maitre .El apasionado Vatel, puso en juego su buen nombre en cada plato y cuando no llego al pescado para cena del último día se sintió deshonrado.
Se encerró en su pieza, tomo su espada y se arrojo sobre ella, atravesándose el corazón.
Otra versión de los hechos, adjudica esa idea al celebre francoise Vatel, a mediados del siglo XVII, quien se desempeñaba como maestro de ceremonia y festejos en el Castillo de Chantilly.
Vatel era suizo pero trabajaba para Luis II Borbón, Príncipe de Conde, en los tiempos en que Luis XIV decía “EL ESTADO SOY YO”. Eran los años difíciles en la corte de Versailles; no conformar al Rey Sol podía causar un dolor de cabeza, disgustarlo podía causar perderla.
En ese mundo barroco, Vatel brillaba con luz propia y se dice que los platos que ideaba habían cautivado a todos. En 1660 el gran cocinero había creado una crema especial para agasajar al rey en una fiesta en el Castillo de Vaux le Vicomte.
Años después, ya al servicio del Príncipe de Conde, se instalo en Chantilly, donde esa crema alcanzo su máxima expresión y tomo el nombre de ese terruño. Parece que la crema fresca que se producía en las lecheras adyacentes a los dominios del Príncipe era excepcional y fue la base del éxito.
La consagración final se dio en 1671 con la visita de tres días al Castillo Chantilly de Luis XVI Con toda su corte. Al final de los elaboradísimos platos, el postre estrella fueron las “Frutilla con Crema”, todos quedaron cautivados con los inmaculados rizos y ondas de la crema y deleitaban su sabor y textura.
Esta historia tiene un final trágico: más de dos mil nobles afectados y volubles querían disfrutar de los festejos y banquetes que cinco veces por día debía organizar Vatel. Algo estresante para cualquier maitre .El apasionado Vatel, puso en juego su buen nombre en cada plato y cuando no llego al pescado para cena del último día se sintió deshonrado.
Se encerró en su pieza, tomo su espada y se arrojo sobre ella, atravesándose el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario