Las normas generales para la presentación de
los alimentos no se limita solo a las comidas frías incluyendo los postres o
calientes, sino a todo tipo de producto que nos sirva de nutriente.
Los
cocineros que presentan cierto manejo montan los alimentos con la intención
de estimular todos los sentidos de los comensales.
Una
apariencia atrayente y significativa nos permite fomentar las ansias de
degustar la comida. Por lo mismo esta debe verse lo más natural que se pueda,
sin utilizar combinaciones que parezcan drásticas o muestren colores
artificiales como los flúores. Los colores dominantes deben ser suaves,
naturales y combinables.
Las dos categorías principales de colores con
los cuales se debe trabajar son los tonos tierra y los colores brillantes
naturales. El trabajo con estas dos categorías facilitará la combinación de
alimentos y colores.
La ejecución de los principios culinarios
básicos juega un papel muy importante. Si el cocinero se complica con los
alimentos mediante uso de ingredientes innecesarios y combinaciones exageradas,
se pierde la belleza de la simpleza.
Los
métodos de cocción compatibles fomentan también la experiencia de los gustos
básicos, texturas y la apariencia en las comidas.
Los
aderezos deben aportar y complementarse, no convertirse en el punto de
atención.
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